Jesús, el dulce,
viene...
Jesús, el dulce,
viene...
Las noches huelen a
romero...
¡Oh, qué pureza tiene
la luna en el sendero!
Palacios, catedrales,
tienden la luz de sus
cristales
insomnes en la sombra
dura y fría...
Mas la celeste melodía
suena fuera...
Celeste primavera
que la nieve, al pasar,
blanda, deshace,
y deja atrás eterna
calma...
¡Señor del cielo, nace
esta vez en mi alma!