Ni el candor de tu rostro, que
revela
que tu
sensible corazón dormita,
ni tu mórbido seno que
palpita,
ni tu inocente gracia
que consuela;
ni tus brillantes ojos
de gacela,
ni tu boca de grana,
urna bendita
donde un beso parece que
se agita
cual mariposa que vagar
anhela,
inspiran más al alma
enamorada,
por tus encantos
celestiales loca
ya tu yugo hace tiempo
encadenada,
que ese lunar que a
adoración provoca...,
¡pequeña, fugitiva
pincelada
que el Amor quiso dar
junto a tu boca!
NICOLÁS AUGUSTO GONZÁLEZ
( Ecuador )