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Soneto 8
- VIII
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Si oírte es una música
¿porqué la escuchas triste?
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Alegría y dulzura en nada rivalizan. |
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¿Porqué amas lo que luego no acoges con
agrado
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y sin embargo acoges la causa de tu enojo? |
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El verdadero acorde de sones entonados, |
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aún siendo matrimonio, te ofenden el oído |
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cuando tan sólo tratan con suave reprimenda, |
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al confundir las voces que tú debes cantar. |
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Mira como una cuerda, esposo de la otra, |
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vibran al mismo tiempo, en recíproco orden, |
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igual que lo hace un padre, niño o madre dichosa, |
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cantando al mismo tiempo la placentera nota. |
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Su canción sin palabras, siendo, una, es
de todos
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y a ti te están diciendo: «Solo no serás
nadie.»
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trad.
Ramón García González
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