Vergüenza
Si tú me
miras, yo me vuelvo hermosa
como la hierba a que bajó el
rocío,
y desconocerán mi faz gloriosa
las altas cañas cuando baje al
río.
Tengo vergüenza de mi boca
triste
de mi voz rota y mis rodillas
rudas;
ahora que me miraste y que
viniste,
me encontré pobre y me palpé
desnuda.
Ninguna piedra en el camino
hallaste
más desnuda de luz la alborada
que esta mujer a la que
levantaste,
porque oíste su canto, la
mirada.
Yo callaré para que no conozcan
mi dicha los que pasan por el
llano,
en el fulgor que da a mi frente
tosca
y en la tremolación que hay en
mi mano...
Es noche y baja a la hierba el
rocío;
mírame largo y habla con
ternura,
¡que ya mañana al descender al
río
la que besaste llevará
hermosura!
Gabriela Mistral (1889-1957)