¡Ay! Transportad Mi Corazón Al
Cielo!
Ángeles peregrinos que habitáis
las moradas divinas del Oriente
y que mecidos sobre el claro
ambiente
por los espacios del mortal
vagáis.
A vosotros un alma enamorada
os pide sin cesar en su lamento
alas, para cruzar del firmamento
la senda de los aires azulada.
Veladme con la niebla temerosa
que por la noche ciega a los
mortales,
y en vuestros puros brazos
fraternales
llevadme allá donde mi bien
reposa.
Conducidme hasta el sol donde se
asienta
bajo el dosel de reluciente oro
el bien querido por quien tanto
lloro,
genio de la pasión que me
atormenta.
¡Ay! Transportad mi corazón al
cielo,
y si os place después darme
castigo,
destrozadme en los aires y
bendigo
vuestra piedad y mi dichoso
vuelo.
Poemas de
Carolina Coronado